sábado, 3 de abril de 2010

GIGANTOMAQUIA


Gigantomaquia

Gigantomaquia: simboliza en la cultura griega el triunfo de la civilización y orden natural sobre la brutalidad, ignorancia y el caos, siendo muy frecuente su tratamiento en las artes helénicas. Aparecerá repetido cientos de veces en la cerámica, siendo los templos el marco de representación más adecuado, al recordar por un lado, la supremacía de los dioses en su lugar de culto, y por razones plásticas, al adaptarse las formas de serpiente de las piernas esculpidas de los gigantes a los ángulos de los frontispicios


Hesíodo, Teogonía 182 ss.(trad. A. Pérez Jiménez – A. Martínez Díez, Madrid, Gredos, 2000)
Pues cuantas gotas de sangre (de Urano mutilado por Crono) salpicaron, todas las recogió Gea. Y al completarse un año, dio a luz a las poderosas Erinias, a los altos Gigantes de resplandecientes armas, que sostienen en su mano largas lanzas, y a las Ninfas que llaman Melias sobre la tierra ilimitada.
Apolodoro, Biblioteca I, 6, 1-2(trad. M. Rodríguez de Sepúlveda, Madrid, Gredos, 1985) Gea irritada a causa de los Titanes, procrea con Urano a los Gigantes: insuperables por su tamaño e invencibles por su fuerza, mostraban temible aspecto, con espesa pelambre pendiente de la cabeza y el mentón, y escamas de dragón como pies. Habían nacido según unos en Flegra, según otros en Palene. Arrojaban al cielo encinas encendidas y piedras. Aventajaban a todos Porfirio y Alcioneo –que era inmortal mientras combatiera en su tierra nativa; éste expulsó de Eritía las vacas de Helios. A los dioses se les había vaticinado que no podrían aniquilar a ningún gigante a menos que un mortal combatiera a su lado. Conociendo esto Gea busca una droga para que no pudieran ser vencidos ni por un mortal. Pero Zeus prohibió aparecer a Eos, Selene y Helios y, adelantándose, él mismo destruyó la sustancia y por medio de Atenea llamó a Heracles en su ayuda. Éste primero disparó su arco contra Alcioneo, quien al caer en tierra se reanimó. Por consejo de Atenea, Heracles lo arrastró fuera de Palene y de este modo acabó con él. En la batalla Porfirio atacó a Heracles y a Hera. Zeus le inspiró deseo por Hera, y cuando Porfirio le desgarró los vestidos queriendo forzarla y ella pidió ayuda, fue fulminado por Zeus y asaeteado por Heracles.
Píndaro, Nemea I 67 ss. (trad. E. Suárez de la Torre, Madrid, Cátedra, 2000)
(Tiresias revela el futuro de Heracles:)
“Que cuando los dioses en la llanura de Flegra con los gigantes trabasen batalla, éstos, alcanzados por sus flechas, por tierra habrían de cubrir de polvo sus luminosas cabelleras predijo”.
Apolodoro, Biblioteca I, 6, 2(trad. M. Rodríguez de Sepúlveda, Madrid, Gredos, 1985)
En cuanto a los demás gigantes, Apolo flechó a Efialtes en el ojo izquierdo y Heracles en el derecho. Dioniso mató a Éurito con el tirso, Hécate a Clitio con Teas, y Hefesto a Mimante lanzándole hierros candentes. Atenea arrojó sobre Encélado fugitivo la isla de Sicilia, y habiendo arrancado la piel a Palante, con ella protegió su propio cuerpo en el combate. Polipotes llegó a Cos perseguido a través del mar por Posidón; éste desgajó la parte de la isla llamada Nísiro y se la echó encima. Hermes, cubierto con el casco de Hades durante la lucha, mató a Hipólito, Ártemis a Gratión, las Moiras, armadas con mazas de bronce a Agrio y Toante, y a los demás los destruyó Zeus alcanzándolos con sus rayos. Heracles remató con sus flechas a todos los moribundos.

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