sábado, 24 de abril de 2010

ULISES Y SU REGRESO DE ÍTACA




A Ulises, normalmente se le considera hijo de Laertes y de Anticlea. Una leyenda relata como Odiseo nació en el monte Nérito de Ítaca, durante una tormenta. Los partidarios de esta versión dan explicación al nombre de Odiseo con un juego de palabras en las que Odysseus significaría, "Zeus llovió sobre el camino".
El regreso a Ítaca.- Con sus doce naves, Odiseo emprende la vuelta al hogar y realiza su primer desembarco en el país de los Cícones, donde toma la ciudad de Ísmaro. Sólo perdonó la vida de uno de sus habitantes, Marón, que en agradecimiento le regaló un vino que le fue muy útil en la tierra de los Cíclopes
En el país de los Lotófagos, se les obsequió con el loto, un fruto exquisito que provocaba el olvido. Odiseo tuvo que llevarse a la fuerza a los marineros que lo habían probado.
Luego llegaron a la tierra de los Cíclopes donde Polifemo sorprendió a Odiseo y a algunos de sus compañeros dentro su gruta y los capturó taponando la entrada con una enorme piedra. Para escapar, Odiseo emborrachó a Polifemo con el vino que le había regalado Marón y después le cegó su único ojo. A los gritos de Polifemo aparecieron otros Cíclopes, pero como Odiseo le había dicho que se llamaba "Nadie", cuando los otros Cíclopes le preguntaban que le pasaba, él les respondía que le había cegado "Nadie". Por lo que pensaron que estaba loco y se marcharon.
Después, todos los marineros salieron colgados de la parte inferior de las ovejas que el Cíclope tenia en su cueva y a las que dejaba salir a pastar de una en una palpándoles los lomos, para que no se escapasen los prisioneros, aprovechándose de la ceguera que le habían provocado.
Una vez en el barco, en un acto de orgullo, le gritó a Polifemo que había sido burlado por Odiseo de Ítaca y el Cíclope invocó a su padre, Poseidón, pidiendo que castigase al héroe. Por lo que a partir de aquel momento Odiseo se ganó el odio del dios del mar.
En Etolia, fueron agasajados por Éolo, dios del viento. Les entregó un odre que contenía los vientos, pero la tripulación pensando que se trataba de tesoros, abrió el odre. Se desencadenó una ventisca que les arrojó de nuevo a las costas de Etolia, pero avisado de la oposición de los dioses, Éolo se negó a ayudarles otra vez.

Después llegaron a la tierra de los Lestrígones, que eran antropófagos. Este pueblo, con el rey Lamo a la cabeza, destruyó once de las doce naves de Odiseo.
La única nave que le quedaba a Odiseo llegó a la isla de Eea, donde la maga Circe metamorfoseaba en animales a todos los extranjeros que llegaban a sus dominios. Con ayuda de una hierba que le da Hermes, Odiseo consigue que Circe devuelva su verdadera forma a sus compañeros. Se une a Circe, con la que tiene a Telégono.
Por consejo de Circe, acude al bosque de Perséfone para consultar al alma de Tiresias el futuro. Una vez allí, siempre según las instrucciones de Circe, sacrifica a un carnero joven y a una oveja negra. Las ánimas acuden a beber la sangre del sacrificio, pero Odiseo no les permite beber hasta que llega Tiresias.
Ulises vuelve a Eea, donde le rinde honras fúnebres a Elpenor. Después parte hacia Ítaca, no sin que antes Circe le aconseje como enfrentarse a los monstruos que le esperan a lo largo del camino: las Sirenas, Escila y Caribdis. Las Sirenas eran monstruos mitad mujeres, mitad aves, que con sus cantos atraían a los marineros hasta unas rocas donde los barcos se estrellaban y los navegantes eran devorados.
Odiseo, según las indicaciones de Circe, taponó los oídos de sus hombres con cera de modo que no oyeran los mágicos cantos. Sólo él, que deseaba oírlas, no se los taponó, pero tomó la precaución de pedir a la tripulación que le atase fuertemente al mástil. La leyenda cuenta que tras este fracaso las Sirenas se sumergieron en el mar.


Tras combatir a las Sirenas, llegaron al estrecho de Mesina, en uno de sus lados habitaba Escila, en el otro Caribdis. La primera era un monstruo con la parte superior de mujer y una parte inferior de la que le salían seis medios perros. Para evitar a Caribdis, se acercaron demasiado a Escila y el engendro consiguió capturar y devorar a seis de los hombres de Ulises. Luego atravesaron las rocas errantes, que permanecían quietas desde que las habían logrado cruzar los Argonautas.
Llegaron a Sicilia donde pastaban los rebaños de Helio, dios del sol. El adivino Tiresias, había advertido al héroe que no tocasen las vacas del sol. Sin embargo, el hambre hizo que la tripulación desobedeciese a Ulises y, mientras su jefe dormía, matasen a unas cuantas.
Cuando se hicieron de nuevo a la mar Helio se había quejado a Zeus, que como castigo les envió directos a las fauces de Caribdis. Esta última, provocaba un inmenso remolino que todo lo succionaba. Sólo Ulises, que no había probado las vacas de Helio, se salvo de ser engullido. Permaneció el héroe durante nueve días asido a un trozo de mástil, navegando a la deriva.
Nuestro naufrago llegó a la isla de Ogigia, donde habitaba Calipso. Enamorada de él, lo retuvo durante años hasta que apareció Hermes con el encargo de Zeus de que dejase partir al héroe. Con ella engendró a Nausítoo y a Nausínoo.
Por desgracia, las iras de Poseidón contra el héroe no habían cesado. El dios del mar provocó una tempestad que destrozó la embarcación de Ulises y hubiese perecido si no hubiera contado con la ayuda de la diosa marina Leucótea. Esta diosa, transformada en gaviota, le entregó un velo con el que Ulises se envolvió y que le mantuvo a flote.

Desnudo y agarrado a un madero, llegó en las costas de Esqueria, la actual Corfú. Fue descubierto por Nausícaa, hija de los reyes feacios Alcínoo y Arete. Estos soberanos, compadecidos por las peripecias del héroe, enviaron un navío hasta la cercana Ítaca para llevar a Ulises de regreso a su patria. Una vez en Ítaca, los marineros depositaron dormido a Ulises en la playa, junto a los valiosos regalos de Alcínoo.
Poseidón molesto con los feacios por la hospitalidad que mostraron a Ulises, convirtió al barco junto a sus tripulantes en piedra. Incluso se decía que había taponado los puertos de Esqueria, arrojando una montaña entre ellos y el mar.

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